Hablemos de sueños...
Esos que nos roban el aliento, que sentimos tan reales pero que por más que nos aferremos a la las sabanas tibias, terminan por desaparecer.
Yo no suelo recordar mis sueños. Por eso he optado por decir que carezco de esa magia para soñar.
Casi siempre recuerdo los sueños no gratos, las pesadillas que me hacen despertar a media noche, con lágrimas en los ojos y gritos ahogados en mí.
Sin embargo, hace un par de noches. Te soñé
Íbamos caminando juntos, por una calle conocida por ambos, el cielo pintado a mano, los rayos del sol sabían a mandarina, y nuestros pies seguían sus pasos como una danza armoniosa.
Vestías unos jeans y playera blanca, los tenis converse… traías una sonrisa dibujada en el rostro. Se sentía en ti un aire de paz.
Yo me aferraba a tu cintura y la rodeaba con ambos brazos, como si alguien intentara alejarte de mí.
Tú sin embargo sólo pasaste tu brazo sobre mis hombros, no con indiferencia, más bien con esa actitud de desenfado que siempre te caracterizó. Y que sí, tanto te envidié.
Con forme fuimos avanzando en la cuadra yo te llenaba de preguntas
Esos que nos roban el aliento, que sentimos tan reales pero que por más que nos aferremos a la las sabanas tibias, terminan por desaparecer.
Yo no suelo recordar mis sueños. Por eso he optado por decir que carezco de esa magia para soñar.
Casi siempre recuerdo los sueños no gratos, las pesadillas que me hacen despertar a media noche, con lágrimas en los ojos y gritos ahogados en mí.
Sin embargo, hace un par de noches. Te soñé
Íbamos caminando juntos, por una calle conocida por ambos, el cielo pintado a mano, los rayos del sol sabían a mandarina, y nuestros pies seguían sus pasos como una danza armoniosa.
Vestías unos jeans y playera blanca, los tenis converse… traías una sonrisa dibujada en el rostro. Se sentía en ti un aire de paz.
Yo me aferraba a tu cintura y la rodeaba con ambos brazos, como si alguien intentara alejarte de mí.
Tú sin embargo sólo pasaste tu brazo sobre mis hombros, no con indiferencia, más bien con esa actitud de desenfado que siempre te caracterizó. Y que sí, tanto te envidié.
Con forme fuimos avanzando en la cuadra yo te llenaba de preguntas
¿Está bien?
¿Necesitas algo?
¿Qué te hace falta?
¿Cómo te sientes?
¿Quieres algo?
Tú respondiste a todo con sonrisas, dijiste que todo marchaba bien., que no necesitas nada, y que ya nada te hace falta. Que estás tranquilo.
Desperté de golpe, por que alguien movía mi píe…
-Ya me voy-
Abrí la puerta, mi amiga se fue, me quedé acostada con los ojos abiertos viendo el techo, en silencio por uno minutos…Busque el celular y marqué.
-Amiga, lo soñé-
Cuando se lo conté sentía algo dentro de mí, muy fuerte, más grande que yo, intenso…
Ahora que veo mi sueño en letras no puedo evitar que las lágrimas me jueguen una mala pasada y pinten mi rostro.
Gracias por dejarme verte.
Allá donde estés… sigo sintiéndote acá
By Mujer Caníbal
No hay comentarios:
Publicar un comentario